Probamos todas las marcas que existen en el mercado y te contamos cuales son los que vale la pena llevar a casa.
Si bien existe en otros países (conocido como "manjar", "cajeta", "arequipe" y más), en ningún otro el
dulce de leche logra un nivel de pasión como en el nuestro: en tostadas, en alfajores, como relleno de chocolates, medialunas, churros y bolas de fraile, como
pareja del flan y en las tortas cumpleañeras. En los bodegones y en los restaurantes de Puerto Madero. Un dulce democrático, de bajo precio, belleza incuestionable y que, de algún modo, nos recuerda a nuestra infancia. Por excelencia, el ícono de los dulces argentinos.
Luego de probar
más de 50 marcas existentes en el mercado, llegamos a un veredicto. Este es el top 10 de Planeta JOY.
1.
Chimbote. Tan sólo decir Chimbote en voz alta y más de uno sentirá escalofrío. Esta es la marca premium histórica de la Argentina; de cuando la palabra premium ni siquiera existía en el país. Chimbote siempre fue “lo más”. Es muy blando, y de color más claro que casi todo el resto. Su mayor logro, y desconocemos cómo lo hace, es que no empalaga. Cuesta 20 pesos el pote, el doble que el resto de los dulces premium, pero bien lo vale.
2.
San Isidro Labrador. Esta marca es propiedad de la misma gente de la cadena de heladerías Munchi’s, y está elaborado con leche de vacas Jersey, lo mismo que todos sus helados. De color oscuro, denso, pesado y muy cremoso, es ideal para comer a cucharadas (eso es lo que hacen sus verdaderos fanáticos). Acompañando un flan casero, nos cuesta imaginar una opción mejor. Un gran dulce de leche, poco conocido aun por el gran público.
3.
Havanna. La gran marca marplatense se valió de sus puntos de venta para posicionar esta maravilla. Súper denso, casi 100% opaco, duro, poco elástico y untuoso. Empalaga pronto, pero a pesar de esto, gusta muchísimo. Suena contradictorio, ¿no? Para que lo comprendan mejor, imaginen una Vauquita semi líquida. Distinto y valioso. Para comer sólo, con cuchara sopera.
4.
La Salamandra. Lamentablemente todavía tiene poca presencia en las góndolas, porque la mayoría de la producción se exporta. A la vista se muestra algo opaco, muy blando y cremoso. Esa opacidad se debe tal vez a cierta presencia apenas arenosa del azúcar, pero sin molestar. Dan ganas de comerlo cucharada tras cucharada. De lo mejorcito que se puede encontrar. Cuesta 11 pesos el pote de 450 gramos.
Para ver los otros seis, hacé click acáFuente:
Minutouno
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